PASO 1º:

  En primer lugar si los frutos rojos que vamos a utilizar no son frescos, sino deshidratados, tendremos que ponerlos con antelación, a remojo para se rehidraten. Yo los he puesto a remojo en Cassis (licor de grosellas) previamente calentado, para que la rehidratación sea más rápida. Pero podemos sumergirlos en cualquier licor que nos guste o en agua.
 Por otra parte tamizamos la harina junto con la levadura y la sal sobre un bol grande (ayudándonos de un colador). Incorporamos el azúcar, y la ralladura de limón y mezclamos.
 En otro bol, batimos los huevos y le incorporamos la mantequilla derretida, la leche y la miel. Seguimos batiendo hasta que se mezclen todos los ingredientes y nos quede una masa homogénea.
 Vertemos de golpe esta mezcla, sobre el bol de la harina y removemos con una espátula de abajo a arriba, sin batir, hasta que se integre completamente y nos quede una masa, grumosa y espesa. Es importante que no batamos la masa, sino que solamente la mezclemos unos segundos hasta que se integre.