Ingredientes (4 pers.):

PASO 1º:

 En primer lugar retiremos la piel y los huesos de los muslos de pollo (foto 1ª). Cortamos su carne en pedazos menudos.
  Con los huesos, una carcasa de pollo troceada, unas hebras de azafrán y alguna verdura (blanco de un puerro, cebolleta, medio tomate …..unas hojas de perejil), hacemos un buen caldo de pollo. Colamos y ponemos a punto de sazonamiento.

PASO 2º:

 Para el sofrito de la pasta, ponemos en una cazuela un chorrito de aceite, y rehogamos en ella los trozos de carne, que se doren bien por todos los lados. Si han soltado mucha grasa, la retiramos y añadimos aceite nueva. Incorporamos las cebolletas y las zanahorias picadas finamente y los hongos (u otra setas que nos guste) cortados en trozos del mismo tamaño que el pollo. Una vez que tengamos todo bien pochado, añadimos una cucharada de tomate concentrado y una cucharadita de  Ras El Hanout (foto 2ª).  
  Añadimos entonces la pasta (foto 3ª) y la sofreímos durante un par de minutos.

PASO 3º:

 Vertemos sobre ella un chorrito de vino blanco y dejamos reducir a seco. Mojamos con el caldo de pollo caliente poco a poco revolviendo continuamente con una cuchara de madera. Incorporamos más caldo cada vez que la pasta lo haya absorbido, hasta que la  pasta esté en su punto (como si se tratase de un risotto).
 Cuando falten 2 minutos para que termine de cocer la pasta, incorporamos el calabacín picado en pequeños cuadraditos (foto 4ª), para que se haga, pero que nos quede un poco crujiente.  

PASO 4º:

 Cuando esté la pasta cocida (que todavía tenga textura), retiramos del fuego. Tiene que quedar una pasta cremosa.
  Para emplatar colocamos 3 o 4 cucharadas de pasta en un plato hondo. Decoramos con algún tomate cherry cortado  en cuartos y aliñado con un poquito de sal y aceite.
  Coronamos el plato con una quenellle de queso mascarpone u otro queso cremoso, para que cada comensal lo mezcle con la pasta y servimos. Servimos (foto 5ª).