Ingredientes (4 pers.):

PASO 1º:

 Sacamos la carne al menos una hora antes de cocinarla de la nevera para que se atempere. Después  marcamos la presa en un sartén con unas gotas de aceite (no necesita apenas, ya que soltará bastante grasa). Una vez bien dorada por todas las partes (foto 1ª),  la colocamos en una fuente y la metemos al horno a 150º durante unos 15 a 18 minutos. Sacamos sobre una rejilla (colocamos una fuente debajo, para recoger los jugos que pueda soltar), y cubrimos con papel de aluminio al cual le hacemos un pequeño agujero a modo de chimenea. Dejamos reposar la carne durante unos 7 minutos. Nos tiene que quedar la carne rosita por dentro.

PASO 2º:

 Por otra parte, ponemos una sartén con unas gotas de aceite con el ajo picado. Cuando éste empiece a “bailar” añadimos los boletus laminados. Salpimentamos ligeramente (luego vamos a emplear soja) y dejamos que se nos hagan a fuego medio. Ponemos agua a hervir sazonada. Una vez hechas las setas, vertemos los noodles en el agua hirviendo y los cocemos 1 ó 2 minutos (según el fabricante). Escurrimos y vertemos sobre los boletus, añadimos una cucharada de soja. Mezclamos medio minutos que se unifiquen los sabores (foto 2ª) y distribuimos la pasta en los platos.

PASO 3º:

 Una vez reposada la carne la cortamos en rodajas finas (foto 3ª). Estas a su vez las cortamos trasversalmente. Las sazonamos con sal gruesa. Colocamos encima de cada plato de pasta las láminas de carne, haciendo con cada una de ellas un círculo. Colocamos en el centro de estos, una cucharilla pequeña de queso. El calor de la carne lo fundirá. Espolvoreamos los platos con cebollino picado y con ayuda de un colador vertemos una pizca de pimentón haciendo una franja en medio. Por último regamos los platos con un chorrito de aceite de oliva virgen extra (foto 4ª).